El deshielo del miedo (‘El puente de los espías’)

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(cuidado, contiene spoilers)

Sorprende que bajo la olla de presión de la guerra fría entre Occidente y Oriente emergieran figuras (a ambos bandos) de la contumaz integridad del abogado estadounidense Donovan (interpretado por Tom Hanks en la película de Spielberg) o del coronel ruso Petrov (al que Hollywood ha ignorado). Frente al odio y miedo que podrían haber iniciado una tercera guerra mundial, triunfaron personas con un sentido del deber, una firmeza y heroicidad fuera del común.

No abunda la gente de bien que es capaz de arriesgar su vida y su trayectoria (estamos hablando de un importante abogado y de un coronel), teniendo mucho que perder, defendiendo hasta el final sus ideales sin ingenuidad, con inteligencia, fina estrategia y sin caer en el miedo y sin ceder a la presión ni al chantaje. Sin duda, muy recomendable en estos tiempos en que el diálogo escasea y los estadistas también. Es un faro de esperanza en la humanidad y en la confianza en la persona corriente que puede cambiar las cosas sin más poder que sus valores y cualidades nada comunes.

Parece que cuando el miedo se acrecienta (la URRS de la Guerra Fría realmente daba mucho «yuyu») los actos de humanidad escaseen. Este fin de semana, imagino que como muchos espectadores viendo esta película, me removí de mi silla ante tantas decisiones que alejaban a nuestro héroe de su zona de confort, lo exponían demasiado (a veces innecesariamente) hasta perder la salud y arriesgar su vida, su trabajo y el siempre fino hilo, escenificado por un puente, de la relación URSS- USA. Y me removí porque no es fácil digerir tanta integridad y humanidad reunidas en una sola persona ante la mediocridad imperante de nuestras vidas y de las que tienen el poder actualmente y permiten guerras como la de Siria por sucios intereses petrolíferos.

Uno se estremece de emoción ante la escena final, fantásticamente rodada, en la que se resuelven todas las tramas abiertas. El puente Glienicke de Berlín no sólo separa físicamente dos formas de ver el mundo, dos bandos enemigos, dos rehenes (Powers y Abel). También sostiene la esperanza en la humanidad, personificada en el abogado Donovan, que con sus decisiones sostiene que se puede hacer «algo más allá» de la misión que tiene encomendada.

Primero, aceptando defender a un espía ruso. Algo visto como alta traición desde la conservadora visión de la comunidad americana. Luego, consiguiendo conmutar una pena de muerte por una pena de 30 años a su defendido (Abel) con la argucia que EEUU podría necesitarlo si un espía americano caía preso en la URSS. Después, aceptando ir a negociar el intercambio, cuando se dio la circunstancia y en las peores condiciones posibles: sin la protección del gobierno ni de la CIA, prácticamente empujado a los pies de los caballos de la fría y ruinosa RDA. Y finalmente haciendo un 2 x 1 en lugar de un «sencillo» intercambio de espías, salvando además a otro estudiante americano falsamente acusado de espionaje.

El guión y la dirección resuelven brillantemente la compleja trama en una escena llena de suspense, firmeza y emoción contenida donde todas las partes juegan sus bazas. La CIA quiere recuperar a Powers a cambio de ceder a Abel, exactamente como la URSS. Donovan va más allá y pretende bloquear este paso hasta que la RDA no ceda también al estudiante Frederick Pryor a los Estados Unidos. El acuerdo verbal estaba confirmado pero la RDA había indicado que liberaría su rehén en otro paso fronterizo de Berlín distinto del puente donde se realizaría el intercambio.

Madrugada de duro invierno en Berlín, nieve, niebla. Francotiradores en ambos lados del puente, barreras de trincheras como decoración. Y a cada lado dos hombres ansiando regresar a sus países. Finalmente la RDA deja de especular y libera al estudiante cuando los rusos ya amenazan deshacer el intercambio ante la tozuda resistencia de Donovan (con la flemática complicidad del rehén Abel, su defendido).

El broche de oro de esa icónica escena la pone el personaje de Hanks, permaneciendo inmóvil en el puente mientras las dos partes se retiran satisfechas, asegurándose que su defendido Abel es tratado correctamente en manos rusas.

El comunismo europeo languidece en la última década

Ucrania, Moldavia y Armenia, donde pierde más apoyos
El Partido Comunista Ruso sube un 6,6% en siete años

Los partidos comunistas en Europa sólo alcanzaron de media el 3% de los sufragios en las últimas elecciones generales, cuando hace diez años representaban el 4,5% de los votos. Desde la caída del muro de Berlín, los partidos comunistas en Europa han sufrido grandes modificaciones. La mayoría desaparecieron y se refundaron como partidos socialistas mientras otros han formado coaliciones de izquierdas. Incluso fueron prohibidos en países miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética como Estonia, Letonia y Lituania.

En Ucrania, Moldavia y Armenia son donde los partidos comunistas han experimentado mayores caídas (superiores al 10%). El contrapunto lo ofrece Rusia, el único país donde esta opción política ha subido claramente (6,6% entre 2003 y 2011). Aún así, el comunismo registra valores altos (entre el 10 y el 40% de apoyos) en Moldavia (el registro más alto, 39%, pese a caer 11 puntos), Chipre (33), Rusia (19) y República Checa (11). En el área de influencia soviética destacan Bielorrusia (6) y Ucrania (5) mientras que en el sur de Europa los índices más relevantes corresponden a San Marino (9), Portugal (8), Grecia (5) e Italia (3).

Aquí puede ver los mapas comparativos

Aunque la reunificación alemana y la disolución de la URSS pusieron un punto y aparte a esta ideología en Europa, aún existen cinco países bajo el poder de un régimen comunista como son los asiáticos China, Corea del Norte, Laos y Vietnam y la caribeña Cuba que influye, con su antiamericanismo, al socialismo bolivariano de Venezuela así como de Argentina, Bolivia y Ecuador.

El próximo 8 de noviembre empieza el XVIII Congreso del Partido Comunista de China. En un artículo, el diario El País prevé que entre otros desafíos, la nueva cúpula que salga elegida tendrá que hacer frente a las demandas de una población cada día más informada y proponer un nuevo modelo económico “para emprender un desarrollo más equilibrado, donde el ciudadano ocupe el lugar central”.

A la luz de los datos

El criterio de la presente comparativa, que he decidido acotar en Europa, ha sido incluir solamente aquellos partidos que se definen comunistas y que se han presentado en las elecciones en solitario. En caso de duda, no se han añadido. Es el caso de los partidos herederos de la Liga Comunista Yugoslava o las coaliciones de izquierdas que cuentan con partidos comunistas como en Suiza, Bulgaria, Dinamarca o Islandia.

En esta hoja de cálculo podéis consultar los resultados completos y en este artículo podéis leer los pasos realizados para hacer los mapas, para los que el punto de partida ha sido la lista electoral mundial de la Wikipedia.